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| Robert Andrés Gómez

Industria audiovisual frente al Covid

Industria audiovisual frente al Covid

Los efectos del Covid-19 sobre la industria audiovisual han puesto de manifiesto una diversidad de síntomas a favor y en contra del estadio de un sector que sólo en 2019 estimó un crecimiento importante a nivel global, con una recaudación superior a los 42.200 millones de dólares (sólo Disney sumó 10 mil millones) en salas, presentando un crecimiento de 3 % frente a 2018 (41.800 millones).

En cuanto al entretenimiento doméstico o móbil/digital, las cifras son aún mejores: 58.800 millones de dólares. Los datos del Theme Report de la Motion Pictures Association-,  combinados superan los 100 mil millones de dólares, lo que marcaría un crecimiento de un 8 % frente al año anterior.

            Concretamente, en el contexto iberoamericano, las cifras también fueron positivas, -como lo acredita el informe sobre Indicadores del Cine Iberoamericano de 2019 de MRC-: 915 estrenos en salas y un total de 79,64 millones de espectadores.

            Títulos como Minha mãe é uma peça 3 (Brasil) y No manches Frida 2 (Estados Unidos – México) superaron cada una los seis millones de espectadores.

Antes de que el Covid-19 contagiara al mundo entero, las expectativas del sector eran más que positivas. Sin embargo, el tsunami sostenido ha obligado en primer lugar al cierre temporal de las salas de cine en todo el mundo y por consiguiente, la paralización de estrenos que han reagendado su llegada a las pantallas para el verano (los menos), el último trimestre del año o incluso para 2021. El informe Road to Recovery de Gower Street ha documentado para los primeros meses de la pandemia, una pérdida de 1.5 millones de dólares sólo en Estados Unidos y Canadá.

Las salas de cine han llevado un rudo golpe. En Estados Unidos, las acciones de AMC (AMC Entertainment Holding Inc) perdieron valor accionario y suspendieron a sus 600 empleados intentando reducir costes. El efecto dominó no ha tardado mucho, quizás tan rápido como la viralidad del agente patógeno convertido en la peor pesadilla de una sala oscura.

En América Latina, organismos como Mercosur, Banco Interamericano de Desarrollo, la Secretaría General de Iberoamérica, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) y la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI), preparan un estudio para medir el impacto del Covid-19 en el sector cultura.

La industria iberoamericana en general y cada uno de sus sectores apuraron mensajes de solidaridad, compartieron mensajes positivos y cientos de títulos (entre largos y cortos) de forma gratuita para estimular a los espectadores. No obstante, también levantaron las alertas sobre el problema global que afecta a la industria audiovisual.

En un comunicado reciente, la Conferencia de Autoridades Audiovisuales y Cinematográficas de Iberoamérica (CAACI) declaró “la voluntad de sus miembros de implementar medidas que mitiguen el impacto de la emergencia sanitaria, que atraviesa la región en el sector cinematográfico y audiovisual, a través del apoyo regular y extraordinario a los proyectos cinematográficos que se gestan en la región”.

            No obstante, cada país debe preparar sus respectivos protocolos para acometer y solicitar medidas de cooperación para impulsar la actividad cinematográfica. En España, el gobierno ya aprobó una serie de medidas que incluyen subvenciones directas a la Sociedad de Garantía Recíproca Audiovisual Finanzas; ampliación del límite de deducción que incentiven los rodajes extranjeros en el territorio y flexibilización de los plazos para los proyectos beneficiados con una ayuda.

La paralización de rodajes ha sido otra de las consecuencias inmediatas, dejando al talento en hibernación, salvo por las labores de postproducción de proyectos que se encuentran en esa etapa o bien aquellos contenidos de animación que pueden guardar las distancias necesarias.

La Spain Film Comission certificaba ya en marzo la paralización de más de 300 rodajes en España, entre largometrajes, cortometrajes, series, videoclips, spots publicitarios y programas de televisión.

Recientemente, y cuando el país ya ha iniciado un proceso de “desescalada” por fases, el Ministerio de Sanidad ha regulado el retorno a los sets de rodaje, mientras  el Ministerio de Cultura y el Instituto de Cinematografía y las Artes Audiovisuales han publicado la Guía de Buenas Prácticas de Medidas especiales para la prevención de riesgos laborales del sector audiovisual y la propia Spain Film Comission su documento Rodajes Seguros. Guía de Buenas Prácticas; buscando acelerar el retorno de la actividad.

Sergio Pizzolante, CEO de CTMOBS y productor ejecutivo de Nicky Jam: El Ganador no pasa por alto estas consecuencias inmediatas: “Es indudable que será brutalmente duro para pequeñas y medianas empresas que den servicio a la industria. Será directamente proporcional a la plantilla con la que operen. Tomando por ejemplo empresas de servicios de producción, con -seguramente-, capacidad para prescindir de la plantilla flotante (contratada para un show especifico), pero que según su magnitud tienen un staff fijo que será complejo de mantener. Aun después de retomemos normalidad, habrá una reducción significativa de producciones, esto durará un periodo prolongado”.

En España, los sindicatos y trabajadores del audiovisual en general se han movilizado para evitar que la crisis termine dejando desprotegidos a los profesionales del sector y evitar una escalada de despidos.

Desde República Dominicana, el CEO de Lantica Media, Juan Aguerrevere, subraya el parón obligado. Todas nuestras productoras y el estudio de cine están parados. No hay ningún tipo de actividad. En realidad estamos al 30 % de nuestra capacidad, parados completamente. Pienso que si esto dura mucho más allá del verano, habrá una mortandad de productoras y una migración del talento técnico.”.

Junto a los problemas que enfrentan los productores y los profesionales del área, la agenda anual de festivales de cine, mercados audiovisuales y eventos relacionados con la industria ha sido afectada. Apenas hubo tiempo para la Berlinale, no obstante, el resto de actividades están pospuestas hasta nuevo aviso: desde el South By Southwest entre los primeros, el Mercado de Televisión y el Festival Internacional de Cine de Cannes. La lista es notable y crece cada semana.

La vía digital parece ser el medio ideal para evitar la paralización absoluta de la agenda. Recientemente, el certamen francés anunció que el Mercado del Film tendrá lugar entre el 22 y 26 de junio, en Internet. Mientras, a la espera de mejores tiempos, San Sebastián, Venecia y Toronto aguardan pacientemente. De igual manera el MIPCOM ya hace preparativos para su edición de octubre 2020, confiando que para entonces, existan condiciones favorables para la realización de tales eventos.

Las Academias del mundo, por su lado, también se han apresurado para incluir -por esta vez-, a las películas que se estrenen directamente en las plataformas digitales, su inclusión en las nominaciones correspondientes de la próxima temporada de premios.  

“La pandemia está revolucionando nuestra sociedad en general: la forma en la que nos vinculamos, el tiempo que dedicamos a nuestras familias, el ocio, entre otras variables”, manifiesta Laura Scardamaglia, Regional Marketing Manager de Diamond Films. “Puntualmente en la industria del Cine, el impacto ha sido total. Estamos viviendo algo histórico: la mayor parte de los cines del planeta están cerrados. Los estrenos de cine se han tenido que reprogramar, la primera ventana de exhibición en algunos casos es el TVOD y las nuevas producciones están totalmente detenidas. Algunos exhibidores en el mundo decidieron diversificar su negocio. Cinemark por ejemplo está comercializando sus pochoclos (cotufas, palomitas) a través de su canal de e-commerce. Otros, despedir y suspender personal debido a la falta de ingresos; y muchos también se están reinventando a través de eventos en streaming”.

 

LA OPORTUNIDAD DEL STREAMING

Por contrapartida, el sector de la televisión, particularmente las plataformas de televisión en streaming (SVOD), han experimentado un vertiginoso crecimiento exponencial. Ya sólo al comienzo de la pandemia crecieron un 5 %, según el estudio de Strategy Analytics –Global SVOD Forecast by Service-. publicado por The Daily Television (marzo 27).

Recientemente Netflix anunció que lo que va de esta crisis, ha sumado 15.8 millones de suscriptores y obtenido un beneficio del 21 % con relación a enero-marzo de 2019 (709 millones de dólares).

Dentro de ese espacio de tiempo, Disney + desembarcó en Europa, mientras que Quibi, la plataforma fundada por Jeffrey Katzenberg en 2018, se lanzó oficialmente el pasado 6 de abril en Estados Unidos. En América Latina, las plataformas también han dinamizado su oferta, como Pluto TV que abrió hace muy poco su abanico de canales o RTVE Play que comenzó su expansión en Panamá. No son los únicos, el efecto dominó va generando iniciativas generales en nuevas marcas y otras muy conocidas que ya preparan su desembarco en la era del streaming

Si en salas los estrenos se posponen, en las plataformas y señales por suscripción, el panorama es otro. Nuevas temporadas de series estelares así como lanzamientos de nuevas series y miniseries llegan semana tras semana. Además del ingreso de los títulos del último año y también apelando a la librería y catálogos, en muchos casos sin exclusividad alguna (compartidos entre plataformas), para dinamizar la oferta de contenidos. Otro tanto, subrayando el “volver a ver” o los “maratones”  para “seriéfilos” e incluso la visualización de productos relacionados con temas distópicos o de crisis pandémicas donde CONTAGIO (2012) de Steven Soderbergh ha tocado el cielo.

Pese al estado de embriaguez, la propia Netflix es cauta a la hora de decretar un cambio definitivo en los intereses del espectador. El buen resultado en todo caso está más cerca de un efecto cuyuntural, que de un crecimiento natural del número de suscriptores.

Todavía es pronto para determinar si las plataformas fagotizarán el vigor tradicional de las salas de cine y si, por otro lado, la saturación de contenidos durante un espacio cautivo termine desestimulando el propio interés de los espectadores.

Mientras, las incógnitas se disipan, la pandemia se ha convertido en un acelerador para los planes de marketing y captación de nuevos clientes.

“Los SVOD ahora mismo están quemando los contenidos que ya tenían preparados y comprando todo aquel que esté en plena postproducción. Quienes cuenten con  proyectos en este estadio tienen una oportunidad extraordinaria de comercialización”, asoma Aguerrevere.

“Aún es muy temprano para saber”, comenta Sergio Pizzolante. “Los grandes estudios en Estados Unidos están experimentando con estrenos antes que en el cine a $20. Sin embargo, aún no hay suficiente data para determinar si la gente se alegra porque sale a menor valor que ir a la sala, pagar por las palomitas, refresco, transporte. O si por el contrario la actitud es: Por $9 al menos veo miles de títulos en Netflix”

Laura Scardamaglia mantiene distancia frente al potencial alud del streaming sobre el cine. “Soy bastante escéptica respecto a esto y bastante positiva sobre el regreso del espectador a la sala de cine. Sabemos que las personas están naturalmente consumiendo más contenido en streaming que antes, esto se ve reflejado en las estadísticas que muchas consultoras publicaron en este último tiempo. Sin embargo, los números a veces no reflejan lo que sucede realmente con la conducta de las personas. Aquel que pasó su cuarentena haciendo binge watching de películas, quizá se haya cansado del catálogo que ofrece Netflix, Amazon y otros proveedores (¡si es que le quedó algo por ver!) pero seguramente no olvida que la experiencia de ir al cine es algo que la comodidad de tu casa no te puede brindar: el encuentro con otro/s en una experiencia que “nos permite vivir sin estar físicamente presentes”-citando a David Lynch-, y en un espacio sin distracciones que interpela todos nuestros sentidos”.

 

LAS EXPECTATIVAS

La vuelta a las salas de cine, así como el reinicio de rodajes está entre las primeras acciones de la industria. En Estados Unidos, la cadena AMC ya anunció que no abrirá sus teatros hasta tanto no esté disponible un título importante –un Blockbuster-, en sus puertas. Esto pone su fecha  probable en julio próximo a la espera de filmes como Tenet de Christopher Nolan o Mulan de Niki Caro.

En España, según el plan de desescalada presentado por el gobierno, permitiría a las salas de cine abrir hacia finales de mayo. Sin embargo, aún el panorama no parece claro. En la región, el concierto general apunta hacia junio o julio como momento ideal, toda vez que en América Latina, el pico máximo aún no se ha alcanzado en todos los países. Brasil, Perú, México, Chile y Ecuador entre los más afectados. Aun así, en México las salas estarían estudiando reabrir el 15 de junio.

Las medidas de distanciamiento social y una reducción de la ocupación de las localidades como medida inicial no luce muy alentadora. Tampoco, si la totalidad de salas en el mundo abrirá sus puertas. Cuántas mantendrán el cerrojo temporal y cuántas cerrarán por siempre.

Doblemente esperanzador ha sido la primera sesión realizada el pasado 13 de mayo  en el Autocine Drive In en Denia (Comunidad Valenciana) con un doble programa (Minions de Pierre Coffin y Kyle Balda y Jurassic Park de Steven Spielberg), y un aforo del 30 %.

Las peticiones a los gobiernos son similares en la mayoría de los territorios y van desde facilidades y prórrogas fiscales, ayudas para paliar los costes de nóminas y créditos sin intereses y la creación de líneas de seguros y/o avales de cara a cumplir con los compromisos adquiridos que permitan reflotar el sector.

Los gremios y sindicatos son contundentes a la hora de exigir la protección del talento técnico y artístico y la necesidad de crear un cortafuegos que evite una debacle laboral.

Si observamos el panorama en Estados Unidos, FilmLA ha documentado un bajón del 18 % en lo que va de año (en comparación a 2019) con pérdidas irrecuperables. “Después de comenzar con fuerza en enero, la filmación en Los Ángeles se ralentizó en marzo luego de una serie de recortes voluntarios y un endurecimiento progresivo de los límites de reunión pública. Las 1.091 producciones locales que se filmaron en febrero de 2020 disminuyeron a 644 proyectos en marzo antes de que los rodajes se paralizaran completamente el 20 de marzo (a petición del Departamento de Salud Pública de la ciudad), según certifica el organismo. FilmLA observa además que el sector más afectado ha sido la televisión, que representa entre el 70 y 75 % de la actividad.

Juan Aguerrevere es optimista frente al financiamiento, pero suma un nuevo factor a considerar. “En el período postpandemia se va a contar con el dinero y los recursos para producir, pero tendremos otro problema: el calendario del talento. Por mucho que se cuento con los presupuestos,  hay una cantidad finita de talento que no podrá responder a esa cantidad explosiva de demanda. Quienes manejen mejor su talento saldrán beneficiados”.

Los presupuestos, sin embargo, para inmediatas y futuras producciones podrían sufrir un redimensionamiento en cuanto a sus cifras millonarias y eso significa evaluar los costes por “encima y por debajo de la línea”. Ni qué decir si como ya susurran en Hollywood, habrá que desarrollar un nuevo código para relacionarse en las películas y  mantener incluso en ellas la distancia social. Irónicamente, hace un siglo, el Código Hays imponía un distanciamiento moralmente victoriano, hoy día el Covid-19 afectará a las pantallas un poco más allá de lo meramente económico.

La necesidad de rodar rápido, de manera eficiente y en condiciones protegidas  impactará definitivamente a las historias, géneros y al tamaño -económico-, de las películas. De igual forma, las cintas medianas o bajo presupuesto, así como los proyectos  de arte y ensayo podrían resultar aun más afectados, en función de los retornos en taquilla.

Al respecto, Scardamaglia advierte cambios y retos, pero su optimismo es notable. “El impacto para la región y para el mundo será absoluto: nuevos hábitos de consumo de contenido, nuevas formas de relacionarnos socialmente, diversificación del negocio, nuevos hábitos de higiene y limpieza personal y una reforma edilicia de los espacios de proyección. Sin embargo, y a pesar de lo caótico que todo esto puede parecer, considero que es una oportunidad única para mejorar la experiencia en el cine. Tenemos el gran desafío de reconquistar a aquellos que están desencantados o con miedo, para volver a enamorarlos de la magia detrás de la pantalla grande. Nuestra gran misión será descubrir que, así como el virus no diferencia edad, raza, religión o clase social; el cine tampoco lo hace. El cine es un espacio donde, sin importar quiénes somos, cómo nos veamos y de dónde venimos podemos compartir las mismas emociones: reír, llorar y sentir el encanto que tiene y la felicidad que genera, estar acompañados”.

 

Mayo 2020