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| Robert Andrés Gómez

Cifras en una curva descendente

Cifras en una curva descendente

Puede que 2021, el primer año de la pospandemia, haya sido de entrada un año esperanzador. Lamentablemente, no correspondió del todo con esa expectativa. 2020, el Año Cero que marcó un antes y después en cada una de las actividades del ser humano, tocó desde luego a la industria audiovisual haciendo tambalear sus cimientos.

Un año después, 2021 mostró signos de recuperación para la cinematografía mundial en general. Recuperó cierto optimismo y asomó un crecimiento notable para las plataformas. No obstante, según las estadísticas de Media Research & Consultancy, la letra pequeña devela que en lo concerniente al cine iberoamericano no fue así. Si la caída previa para 2020 fue de -55,31 % en número de films iberoamericanos estrenados (409), para 2021 hubo una ligera recuperación de un 42,40 % (que se traduce en 710 films iberoamericanos estrenados). Aún así, en el contexto general, el número de films quedó un 22 % por debajo de las tendencias globales.

En número de espectadores, las cifras son todavía más alarmantes. Previo a la pandemia, el cine iberoamericano sacaba pecho con más de 900 millones de espectadores para todo el cine estrenado en la región. 2020 estalló por los aires esa fortaleza alcanzada, dejándola en poco más de 157 millones. Una caída del 82%.

2021 sumó al número anterior aproximadamente 150 millones de espectadores, para ubicarse en poco más de 307 millones.

La suma en positivo, sin embargo, no esconde la merma de dos tercios de la cifra alcanzada en 2019.

Si esto ya es un golpe severo para la industria global, para la industria del cine iberoamericano el golpe es simplemente catastrófico. 2021 marcó una tendencia a la baja de -23 % en número de espectadores. En este sentido, desde 2019 a 2021, el público de nuestro cine se redujo en poco más del 95 %. La cifra de espectadores es, qué duda cabe, insignificante.

Estas alarmantes cifras merecen no especial atención, sino una atención urgente. Un análisis profundo que abarca ya no sólo el tipo de producción, sino las estrategias de difusión, marketing y distribución. Como ya es sabido, 2022 ha mostrado durante todos los meses previos una tendencia a la contracción y recesión de los mercados que evidencia, al menos en el área audiovisual, movimientos de recortes para hacer frente a una crisis que se avizora de mediana duración,  pero que terminará por llegar.

Iberoamérica sigue representando un mercado en auge para los grandes operadores. No obstante, queda ver si ese interés se traducirá en una recuperación relevante para el cine iberoamericano, o si bien, esa oportunidad será fagotizada por la Televisión y las plataformas.

Diciembre 2022